domingo, 18 de junio de 2017

Iván Fandiño, un hombre superior

El torero afincado en Guadalajara ha muerto cogido por el toro en una corrida de toros en Francia. Ha muerto con honor, con gallardía, como un héroe, porque de eso se trata: del enfrentamiento del hombre con una fiera salvaje, contra una bestia irracional: entendimiento contra instinto. Tiene que ser de verdad, no en una realidad virtual, representada. Esta es la grandeza de la tauromaquia. A una corrida de toros se va a ver el heroísmo, la valentía, la astucia, los conocimientos etológicos del hombre frente a una bestia en un combate a vida o muerte. Por eso Iván Fandiño era un hombre superior, extraordinario por el gran mérito que tiene el ser torero y no morir en el intento o morir en el intento como ha resultado finalmente para la desgracia de Iván Fandiño.
Los animalistas no tienen razón en sus invectivas groseras, soeces, carentes de ética y de buen sentido, llenas de maldad ética. Son simplemente basura nazi y así hay que calificarles por su estrecho parentesco con la ideología nazi, de origen protestante y animalista y ecologista. Uno de los elementos constitutivos del nazismo fue su animalismo. Himmler estuvo en 1940 en las Ventas y el pobre hombre tan sensible vomitó. No le ocurrió lo mismo con los judíos y la solución final. Ya se ve que situaban a los animales por encima de los judíos y a tal fin promulgaron leyes que prohibían el maltrato animal y los experimentos con animales. No así con los judíos y víctimas del holocausto.
Mientras haya toros en España, podremos tener aún la esperanza de que no todo está perdido en el proceso de putrefacción progresista y democrática que sufrimos desde 1977, ahora que la clase política del Régimen de 1978 celebra ufana sus méritos de gobierno corrupto, europeísta y dialectal-separatista amén del cortejo de ideologías políticas basura que pueblan nuestro panorama político, entre las que se encuentra el animalismo: confundir a hombres con animales y atribuirles a éstos cualidades éticas, morales y políticas.

Pedro Sánchez, el demagogo

En la Antigüedad Clásica ya existía el fundamentalismo democrático, duramente criticado por Platón y por Tucídides y por Aristóteles. En suma, los sabios nunca fueron demócratas. La masa era comparada por Platón con un animal irracional incapaz de la menor reflexión, carente de rigor, sensible a la adulación y con afectos cambiantes, non muta d´acente, ma si di pensiero. Es como si un experto en domesticación de animales sabe cómo acercarse a la masa y sabe decir lo que le gusta y lo que no le gusta, un etólogo vamos. El demagogo es asimilado a un sofista y a un etólogo avant la lettre por Platón.
Los demagogos existieron. Claro que existieron, Cleón fue uno de ellos. Otro fue Cleofón. Amenazaban con gestos obscenos a los aristócratas y a todo aquel que no fuera fundamentalista democrático. Sin embargo, murieron por la Patria.
En los regímenes democráticos plutocráticos de mercado pletórico de bienes los demagogos son cobardes y oportunistas y algunas veces hasta quieren desmembrar la Patria con tal de gobernar en un lugar minúsculo. Carecen de visión de Estado. Sólo les queda la visión de establo. Tal es el caso de Pedro Sánchez. Bueno, también tenemos a Pablo Iglesias. Prometen cosas imposibles, estúpidas y pelgrosas para el interés nacional-general. Son antipatrióticos y sus mensajes carecen de significado porque son sin sentido.
Pedro Sánchez, elegido por el PSOE como su dirigente, es un ambicioso y sin escrúpulos que nada digno de comentarse profiere en sus actos públicos. El PSOE, la corrupta socialdemocracia española siempre ha sido oportunista y demagógico. Provocó el levantamiento de Asturias en 1934 y en 1936 provocó la guerra civil española.
El PSOE es una amenaza real para España y sólo sabe causar daños a la Patria. Ya lo hizo con el nefasto Zapatero al frente. El PSOE debería desaparecer por decencia, por patriotismo y por eutaxia de Estado nacional español. Por España.