sábado, 26 de enero de 2013

Sobre el porvenir de nuestros establecimientos educativos

Desde 1970 con la Ley General de Educación, la Ley Villar Palasí las ideas modernas y disolventes entraron en la educación española. La educación en España siempre había sido buena, exigente, excelente, selectiva, competitiva. Surgió la idea de que había que instruir a todo el mundo y claro, había que facilitarle las cosas al vulgo. Aprender sin esfuerzo y con alegría era un poco lo que se perseguía. Muchos hombres que sepan algo, aunque sea poco, que unos cuantos que sepan muchísimo y los demás poco o muy poco. Llegaron los socialdemócratas progresistas, vulgo, socialfascistas y el proceso se acentuó mas aún. Miles de profesores progresistas entraron en los institutos, los tomaron y comenzaron a estafar al vulgo. Al vulgo se buscó modelarlo a imagen y semejanza del hombre nuevo del PSOE. Poca ciencia y mucha doctrina progresista. Todos los valores del PSOE fueron inculcados en las masas. El homo democraticus estaba siendo construido, un hombre necesariamente iletrado, claro está, pero contento con ser progresista. En 1990 se inventa la LOGSE, su doctrina era: Adoctrinar ideológicamente a los alumnos en el perfil del homo democraticus y que fueran unas perfectas bestias de carga útiles para la industria. Esto fue la demolición del bachillerato. Asignaturas comodín para no hacer nada y aprobar sin esfuerzo y si no, para eso estaban las juntas de evaluación, para aprobar a la masa y encima según las simpatías que suscitara entre determinados profesores buenos y benéficos con los alumnos inútiles, incompetentes e inmorales. También estaba la Inspección Educativa para presionar en favor de la prevaricación al por mayor y al por menor, individualizadamente.  Colonización educativa jurídica, bobadas como la comprensividad. Toda la basura roussoniana en estado puro y a calzón quitado. El daño que se ha hecho al pueblo ha sido inmenso. Un sistema educativo carísimo, ineficaz, ineficiente y todo ello para enseñar la nada, el puro filisteísmo, el puro nihilismo. Una enseñanza para fomentar el resentimiento y la nadería. Nunca se gastó tanto en engañar a tanta gente y para no enseñar nada.
El desprecio de la excelencia, del elitismo intelectual es la base del ideario progresista en materia de enseñanza. PSOE e IU han sido así los peores enemigos del pueblo, de la igualdad, de los servicios públicos, de la verdad, de la decencia. El PP luego tras de algunos años fue asimilando el veneno progresista y se convirtió en un partido liberal progresista que incidía más en el mercado, la propiedad privada y las majaderías liberales pero aceptaba la concepción del mundo progresista en materia de educación, democracia y otras lindezas. Ahora se trataba de construir el homo democraticus también pero con toques liberales y empresariales. El PSOE e IU, su monaguillo y tonto útil necesario liquidaron y dejaron en ruinas el bachillerato y ahora el PP, con Wert, un progresista del Grupo PRISA prosiguen la tarea demoledora y pretenden hacer una educación embrutecedora y nihilista pero sin gastar ni un duro. Quieren que el analfabetismo se fomente gratuitamente. El PSOE liquidó el contenido y el PP viene ahora a liquidar el continente. De eso se trata. Puesto que la enseñanza no enseña nada, nada hay que gastar entonces.
¿Qué nos depara el futuro? La privatización en el sentido de que la enseñanza privada tomará el lugar de la pública para enseñar algo, un poco. Tampoco crean que va a ser maravilloso. La enseñanza privada tampoco busca la excelencia. Ha asimilado el ideario progresista. Sólo tiene más disciplina y más medios. Eso es todo. La enseñanza pública será el refugio de los pobres, los tontos y los inmigrantes. Ese es el destino que aguarda al pueblo: verse obligado a pagar dinero para recibir una educación elemental porque si no ni siquiera recibirá educación, sino estabulación gratuita. Este es el resultado del progresismo en Educación en España desde 1970, la corrupción en la enseñanza es paralela a la corrupción generada por el Régimen de 1978. Nada de qué extrañarse. NO hay que hacerse ilusiones. Todo seguirá igual.